Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata.
Cuando el lunes de la semana anterior el intendente Guillermo Montenegro confirmó que había transmisión comunitaria de coronavirus en la ciudad supo que no sería una semana fácil. Con tal argumento le dejaba servido en bandeja a la Provincia el argumento perfecto para, el fin de semana, decidir que este municipio pasara a la fase 3. El martes y miércoles Montenegro realizó una ronda de consultas con todos los sectores relacionados con la salud de Mar del Plata. Habló también largo y tendido con Gastón Vargas, titular de Zona Sanitaria VIII. Los casos positivos seguían creciendo diariamente y el diagnóstico que recibía se reiteraba. “Tenemos respiradores, quedan camas pero el gran problema es la falta de personal. No alcanzan los terapistas y los que tenemos están agotados”, escuchó.
El miércoles, en su despacho, sorprendió a sus dos colaboradores de mayor confianza. “Volvemos para atrás muchachos”, disparó. Sus interlocutores trataron de persuadirlo de seguir analizando la situación. “Si esperás hasta el sábado nos baja la Provincia seguro y no tenés que pagar ningún costo político. Se cierra porque lo dispuso el gobernador”, sugirió uno de ellos. “No me interesa en absoluto quién asume el costo político. Me cansé de decir que no me iba a temblar el pulso para dar marcha atrás si la situación así lo exigía. Bueno, es el momento. Me toca también administrar crisis y si paramos ahora ganamos cuatro días. Fui el primero en abrir cuando se pudo y soy el primero en cerrar cuando aumentan los casos”, aseguró el jefe comunal, quien paralelamente decidió que a partir de ese momento viviría solo en un departamento para proteger a su familia. Pidió que no trascendiera la información y sólo otros dos secretarios, el de Producción y el de Legal y Técnica, fueron convocados como para comenzar a trabajar en la redacción del decreto correspondiente que se anunciaría al día siguiente, el jueves. Tal fue el hermetismo que en esa mañana del jueves, el secretario de Gobierno, Santiago Bonifatti, quedó en off side al señalar categóricamente en una radio que “retroceder a fase 3 sería un duro golpe para la economía marplatense”.
El anuncio del retroceso a fase 3, como era esperable, generó malestar en distintos sectores, especialmente el gastronómico y el de la obra privada. “Hemos cumplido todos los protocolos, no se registraron casos en nuestros ámbitos, y por culpa de los irresponsables que realizan reuniones sociales, asados y no se cuidan, pagamos nosotros las consecuencias”, se lamentaban. Sin embargo, así como el intendente no buscó deslindar responsabilidades en la Provincia -admitiéndose taxativamente que desde la Gobernación se habilitaron en este distrito algunas reaperturas que nada tenían que ver con la fase 4-, desde esos sectores tampoco eligieron el camino de la rebeldía. Pese a que desde algún sector -identificado en realidad con el “arroyismo residual”-, se los incitó a generar protestas como las que se registraban en Rosario (por obligar a los comercios a cerrar a las 19.30), los representantes tanto de la gastronomía como de la obra privada escucharon los argumentos del intendente en primera persona. Son conscientes también de que pudieron abrir semanas atrás gracias a la comisión conformada en el Concejo Deliberante y el Ejecutivo. Claro que necesitan trabajar -miles de familias dependen de esas actividades- y aguardan poder reiniciar las actividades el martes próximo.
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¿Y qué sucederá el martes venidero? Todo dependerá, se asegura, de que haya un descenso de casos positivos en la ciudad y por sobre todas las cosas, que baje la edad de los contagiados. Agosto cerró con cifras muy altas con respecto a meses anteriores. Del total de casos registrados desde que se inició la pandemia, 3.704, casi el 78 por ciento (2.883) se registraron en el mes que acaba de finalizar. El triple de casos de julio y más del doble de fallecimientos. Un promedio diario de 93 contagios que generó la lógica preocupación de los distintos sectores que tienen que ver con la salud, y que ven que la demanda es cada vez mayor, en coincidencia con la reducción del plantel sanitario afectados por contagios y aislamientos. Seguramente se volverá a habilitar la gastronomía, aunque quizás, en esta etapa, con la modalidad imperante en la Ciudad de Buenos Aires donde además del take away se permita la atención pero sólo en las mesas ubicadas en el exterior y al aire libre y con un horario reducido. En estas horas, también se evalúa si será conveniente volver a habilitar los paseos y salidas de esparcimiento aunque todo parece indicar que deberán seguir esperando. Los resultados de estas medidas hoy vigentes se verán recién dentro de diez días al menos.
“Es un disparate cerrar y volver atrás”, dicen miles. Otros miles señalan con la misma firmeza que “fue un disparate no haber cerrado y dar marcha atrás antes”. En ese marco hoy se tiene que mover la clase dirigencial argentina, con una ciudadanía hastiada, cansada y desgastada por la extensa cuarentena que trastrocó todas las costumbres y hábitos. Un malhumor que se palpa claramente fruto también (Facundo Manes dixit) de la “fatiga cognitiva, el factor más prominente dentro del impacto mental general”. Así las cosas, “no hay margen para cometer errores”, admiten desde distintos sectores del gobierno. El fin de semana, en los teléfonos del intendente y de sus colaboradores más cercanos se recibieron numerosos llamados de jefes comunales, funcionarios y hasta de un par de gobernadores. Todos querían conocer cuál había sido la reacción de la ciudadanía ante la medida, cómo se había comunicado y cuales habían sido las reacciones. El dar marcha atrás se hace imperioso en numerosas ciudades y provincias argentinas -los contagios se fueron corriendo y creciendo en el interior tras la “explosión” en CABA y AMBA- pero el temor a la respuesta de la ciudadanía hace dudar a muchos de los que llamaron por teléfono. Lo sucedido en General Roca, en Rosario, en Córdoba y en otros puntos del país con protestas de quienes no aceptan detener o reducir las actividades, generan la duda de los gobernantes.
“Estos diez días nos tienen que poner a todos en un mismo plan de trabajo”, dijo el presidente del bloque de concejales del Frente de Todos, Marcos Gutiérrez, quien insistió en que se eviten las reuniones sociales y las actividades deportivas para poder reingresar a las fases de mayores habilitaciones. Desde ese mismo bloque, otros ediles pidieron que se habiliten camas en el CEMA, lo cual fue rechazado no sólo por el Ejecutivo sino también por el ex secretario de Salud, Alejandro Ferro. “Sería mejor que nos acompañen en los reclamos ante la Nación para que nombren personal para el Hospital Modular donde ya están las camas en lugar de venir a pedir por el CEMA”, dicen en Salud ante tales reclamos.
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“Paramos para evitar el colapso. Y esto va a ser así, como un bandoneón, abriendo y cerrando cuando sea necesario en los próximos meses. Hoy el objetivo es cuidar a la gente, especialmente a los sectores más vulnerables a los que hay que garantizarles una cama y la atención correspondiente”, le dijo el intendente a uno de sus pares del conurbano en la mañana del sábado. Minutos antes, Montenegro había estado en un negocio de la calle San Juan comprando ropa para sus hijos. En el local de “Ta te ti” lo atendieron en la calle, cumpliendo los protocolos, como en casi todos los comercios de Mar del Plata. “Es un orgullo enorme ver el esfuerzo de cada vecino que, a pesar del cansancio, del agobio y del encierro por tantos días, igual salió sólo para hacer lo esencial. A cada comerciante, sé del esfuerzo que representa abrir con una modalidad diferente por 10 días o incluso a los que tienen que cerrar”, sostuvo. “Si somos estrictos con el cumplimiento podremos reabrir pronto y les aseguro que es lo que más quiero”, enfatizó.
Al margen, se intensificaron los controles para intentar evitar reuniones sociales -se habilitó un teléfono para las denuncias, el 2234368599-, al tiempo que con personal de Inspección General, policial y de otras dependencias, se realizaron distintos operativos. Paralelamente, la preocupación pasa por la falta de profesionales de salud, especialmente terapistas en el sector público, para poder cubrir la demanda. En tal sentido, desde la comuna se trata de establecer algunas medidas con el Ministerio de Salud de la provincia. La posibilidad incluso de otorgar becas a médicos generalistas y especialistas de otros distritos para que se trasladen a Mar del Plata está en la mesa de discusiones. La falta de profesionales de la salud que ya se ve en Mar del Plata se replica en todo el país. Hace algunas horas, la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata difundió un dramático diagnóstico del sistema sanitario.”Sentimos que los médicos, enfermeros, kinesiólogos y todos los integrantes del equipo de salud están perdiendo la batalla contra la pandemia”, escribieron en un comunicado que se difundió por las redes sociales de la unidad académica. Advierten que “el colapso del sistema sanitario está cercano. Los recursos para tratar a los pacientes con coronavirus se están agotando. La mayoría de los hospitales, y en especial las Unidades de Terapia Intensiva del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación”, refirieron
Desde La Plata, el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, apeló a la responsabilidad ciudadana, y le pidió a los jóvenes, que probablemente cursen la enfermedad en forma leve, que “piensen en sus abuelos, en su familia”. Valoró también el “esfuerzo sobrehumano” del sector de la salud y reconoció que hay una problemática con el recurso humano en materia de salud que afecta a Mar del Plata y a toda la provincia. De hecho, dijo que hay un sector del Hospital Modular con camas, “pero no se consigue recurso humano”. Una situación que también se vive en el Hospital Houssay, en el Hospital Español y en algunas clínicas privadas.
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El jefe de Gabinete de la provincia, Carlos Bianco -uno de los principales interlocutores del intendente en el marco de la pandemia- también celebró la decisión de Montenegro. “Fue una medida absolutamente acertada”, dijo, admitiendo que generaría molestias. “Yo también estoy harto de la pandemia, me gustaría volver a ver a mi familia a la que no veo desde hace seis meses, comerme un asado con mis amigos o jugar al fútbol”, aseveró en declaraciones radiales. En tanto, las miradas apuntan a CABA, donde la reapertura gastronómica será la foto de muchos medios. “Cuando lo hicimos nosotros empezamos por el café, pasamos al sándwich y de ahí a la tira de asado y finalmente a la cerveza hasta las 23”, se diferenciaron desde la comuna.
Mientras la relación entre el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el presidente Alberto Fernández pasa por su momento más tenso -“el Pelado flexibiliza a fondo porque para él todo es ganancia ya que aparece como el líder de la apertura y el descontrol lo tiene que afrontar Kicillof mientras los muertos los paga Alberto”, reconocía un funcionario del Gobierno nacional “casi marplatense”-, entre Provincia y Municipio el diálogo y la toma de decisiones en común se encuentra en su mejor momento. “El virus no tiene partido político”, dicen allá y acá.
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En ese marco se dieron las declaraciones del gobernador Axel Kicillof quien ante una consulta de LA CAPITAL dijo que el pase a fase 3 “no es una derrota” para Mar del Plata. “Si la situación mejora habrá aperturas, y si empeora, más limitaciones”, dijo, y destacó el diálogo con el intendente Montenegro, anticipando que “habrá temporada dentro de lo menos riesgoso posible”. General Pueyrredon pasó a ser uno de los 40 municipios bonaerenses que se encuentran en fase 3, mientras que otros 63 distritos están en fase 4 y otros 32 en fase 5. Aseveró el gobernador que espera “lo antes posible” pasar del aislamiento a los protocolos. “Hasta que no esté la vacuna será todo con protocolos. Nada será como era antes. El que piense que las cosas se podrán hacer como antes vive en otro planeta. El trabajo es y seguirá siendo en conjunto con los intendentes”, completó.
“Mantener el distanciamiento social, lavarse las manos con jabón, usar alcohol en gel y barbijos, evitar las reuniones sociales y ser responsables, cuidándose uno para proteger al otro”, vuelven a insistir los médicos y especialistas en estas horas. No parece ser un pedido exagerado a la luz de lo que está en juego. Paralelamente, el sector de los trabajadores de la salud, uno de los más castigados por la pandemia, sigue siendo protagonista de hechos para resaltar. Al margen de que la mayoría de los profesionales y trabajadores de ese rubro no ven a muchos familiares directos desde hace meses para evitar contagios, se conocen historias que generan admiración. Tal el caso de una médica clínica del Interzonal, Carla, quien trabaja hasta la medianoche. En medio de la pandemia chocó su auto y desde el Bosque Peralta Ramos, donde vive, se vio obligada a trasladarse en bicicleta hasta el Interzonal. Ese esfuerzo nada le importó a quien la semana pasada la detuvo y le robó la bicicleta, su mochila y el teléfono. La médica sabe que no puede darse el lujo de quedarse en su casa cuando falta tanto personal. Finalmente, se consiguió que un taxi la lleve y la traiga diariamente. “Te enterás de cosas como estas y no podés creer que seamos tan ignorantes como para no cuidarnos y al menos ser solidarios con quienes están dejando todo para protegernos”, confesaban algunos de sus compañeros en el Hospital.
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“Hasta que una vacuna esté disponible, lo cual no se prevé antes de abril, la única herramienta que se dispone es el cumplimiento del distanciamiento social, el uso del barbijo y el lavado de manos primando las actividades al aire libre y evitando estar en medio de acumulación de personas”, resaltó por su parte el ex secretario de Salud de la comuna, Alejandro Ferro, en un artículo de su autoría publicado en lacapitalmdp.com. El ex funcionario criticó al actual gobierno municipal en lo referente a la forma en que se encaró la política sanitaria hasta el momento, y apuntando al futuro puntualizó que se debe trabajar ante una “población objetivo”, en esencia “para aquellas personas que sufrirán el mayor impacto pandémico, y que además serán los que saturarán los sistemas de salud. Estos son los mayores de 60 años y/o los que tienen comorbilidades como obesidad, hipertensión, diabetes, problemas cardíacos o respiratorios entre otros”.
El doctor Alejandro Ferro explicó, “para que no queden dudas”, que la mortalidad por Covid-19 de los menores de 18 años es de 0,04% mientras que en los mayores de 65 años puede llegar al 10%. “Esto no significa que las personas pertenecientes a estos grupos deban estar encerrados, por el contrario, deben salir a caminar con barbijos, por espacios abiertos, solos o acompañados por convivientes, porque esto es muy bueno para la salud física y mental de estas personas y tales actividades implican un riesgo muy bajo”, aclaró. Para cumplir con este objetivo sugirió en “forma inmediata” instrumentar “una campaña masiva de educación comunitaria, con el apoyo de las sociedades científicas en cuanto a sus contenidos y de los medios de comunicación, que contenga mensajes claros para toda la ciudadanía, pero una vez más dirigida especialmente a aquellos pertenecientes a los grupos de riesgo. No deberían faltar en esta campaña mensajes cuyo objetivo sea que todos los ciudadanos comprendan la imposibilidad de que “personas no convivientes permanezcan en lugares cerrados, a menos de 2 metros de otras personas, sin el barbijo adecuadamente colocado en forma permanente y por un periodo de tiempo prolongado”. Debería además aclararse, dijo, que reunirse con hijos, padres, nietos, abuelos, familiares o cualquier otro que no sea conviviente, “resulta desde el punto de la peligrosidad del contagio lo mismo que reunirse con personas provenientes de otras ciudades”.
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“Cuando un amigo se va…”. Lo jubilaron. El ex intendente Carlos Arroyo lo había rescatado y llevado a su oficina privada y el hombre fue tomando vuelo propio. Pero “el zorro pierde el pelo pero nos las mañas…”. Ricardo Gutiérrez, de él se trata, aparece involucrado también en la denuncia judicial por la habilitación de un boliche en la cochera de Playa Grande firmado por Arroyo minutos antes de abandonar el cargo. El mismo Gutiérrez, en auto oficial, recorrió esa noche la ciudad para conseguir las firmas de algunos funcionarios para ese vidrioso decreto que se analiza en la Fiscalía de Delitos Económicos de Mar del Plata. Quienes ya han declarado en la causa, como el ex secretario de Gobierno y otros ex funcionarios, coincidieron en destacar que Gutiérrez mostraba mucho interés por ese tema. Con el cambio de Gobierno volvió a Obras -era Director de Coordinación Técnico Administrativa de la secretaría de Obras y Planeamiento Urbano- pero el titular del área, Jorge González, que lo conocía, pidió claramente que no se le dejara tocar un sólo expediente. Ante el ascenso que no llegó, a Ricardo Armando Gutiérrez no le quedó otra que presentar la renuncia para acogerse a la jubilación. Tendrá tiempo entonces a partir de ahora para preparar su defensa en las causas judiciales que le tocará enfrentar.
A propósito de González, pudo saberse que desde la Secretaría de Obras se impulsará un ambicioso plan para reactivar la construcción en Mar del Plata. La propuesta, que está siendo analizada actualmente por los distintos colegios profesionales que a su vez sugerirán temas a abordar, se basa en tres ejes fundamentales: modernización administrativa, instrumentos normativos e incentivos económicos. Además de establecerse en el “paper” una mayor agilidad en la documentación a presentar para comenzar los trabajos y las regularización de obras no declaradas se aborda el armado de un Polo Tecnológico en el polígono que conforman las calles San Martín, Funes, 3 de Febrero y Chile -consigna el sitio latecla- con un descuento del 80% en el derecho de construcción, siendo una de las claves para que Mar del Plata se transforme en una Ciudad del Conocimiento, tal cual lo vienen pregonado los máximos representantes de las empresas del sector de este distrito.